Era comienzos del año 2015 cuando una amiga me ofreció la oportunidad de rodar un pequeño spot para una compañía de airsoft y también la oportunidad de conocer a Alejandro Díaz, fundador de la productora independiente Cine Ilusión y uno de los profesionales más dignos con los que he llegado a colaborar. La emoción que sentí en ese momento era palpable; no solo iba a participar en un proyecto creativo, sino que también tendría la oportunidad de trabajar junto a un director que admiraba profundamente por su visión única y su dedicación al género del terror. Alejandro fue un verdadero pionero en Alicante en la creación de contenido que captura la esencia del miedo a través de la perspectiva juvenil, un enfoque que resonaba profundamente con la generación joven de aquella época.
Mi rol en el proyecto consistía en caracterizar a un actor que interpretaría un zombie. Intenté aportar un enfoque distinto al personaje, eligiendo una caracterización que no fuera excesivamente cruda, sino más bien simpática y accesible. Quería asegurarme de que el spot pudiera ser disfrutado por toda la familia, especialmente por los más pequeños, que pudieran disfrutar de un ligero toque de humor sin que se sintieran abrumados. Para lograr ese efecto, le añadí unos ojos saltones al zombie, inspirado en películas del subgénero de los muertos vivientes que están pensadas para un público adolescente, como "La divertida noche de los zombis", que ofrece una mezcla de risas y sustos en un contexto ligero. Además, incorporé una prótesis de látex en el pecho que había utilizado previamente en otros proyectos, como "La furia de los muertos", "Carnívoros" o el teaser de "Operación Crusoe", para darle un toque más auténtico y casero.
Era esencial para mí que el zombie no solo fuera un monstruo temido, sino también un personaje con el que los chicos pudieran reírse y conectar, humanizándolo a través de su extravagante apariencia.
El rodaje del spot fue algo intenso pero extremadamente gratificante. En cuestión de pocas horas, logramos capturar la esencia del proyecto en un remoto paisaje desolado en el municipio de San Juan, Alicante. La localización aportó un aire de misterio y aventura, perfecto para el tono que buscábamos. La atmósfera del lugar se complementaba con la luz tenue que se filtraba a través de las nubes, creando sombras inquietantes que acentuaban aún más el sentido de intriga. Con cada toma, sentía la energía del equipo, apasionado y colaborativo, mientras nos movíamos como una pieza bien engrasada hacia un objetivo común: crear contenido que no solo entretenga, sino que también despierte la imaginación y el sentido de la aventura en el espectador.
Alejandro Díaz, como director, también estaba en la fase de postproducción de un cortometraje titulado "Crypt Club", del cual me declaro un apasionado. Este cortometraje es un brillante ejemplo de su talento, que logra mezclar el horror con un enfoque muy especial hacia el público adolescente. La narrativa que construye me hace recordar la obra de Fred Dekker, un director con un estilo similar que supo capturar la esencia de la cultura juvenil de su época. "Crypt Club" no es simplemente una historia de terror, es una exploración de la amistad y los miedos que enfrentan los adolescentes, reflejando sus inseguridades en una trama cargada de giros inesperados. Alejandro no solo es uno de los mejores directores con los que he tenido el gusto de trabajar, sino también una de las personas más generosas y creativas que he conocido en este apasionante mundo del cine. Sin duda, os animo a que no solo veáis "Crypt Club", sino que también exploréis el trabajo de Cine Ilusión y la magia que Alejandro aporta a cada uno de sus proyectos. Cada película que produce es un testimonio de su pasión por contar historias y su dedicación a construir universos que inspiran a nuevas generaciones de cineastas y amantes del cine.
El cortometraje se centra en la historia de un dependiente de video club que, en una oscura y tormentosa noche, se enfrenta a sus peores miedos, sumergiéndose en un terror palpable que desafía sus lazos de amistad cuando una vampira visita su establecimiento. A medida que avanza la trama, el protagonista se ve obligado a confrontar no solo los horrores externos, sino también las inseguridades internas que han mantenido ocultas. Con un guión ingenioso, lleno de diálogos agudos y giros inesperados, y una dirección cautivadora que utiliza cada recurso cinematográfico para intensificar la tensión, la cinta logra capturar la esencia de la juventud: esa mezcla de valentía y vulnerabilidad que caracteriza a la adolescencia. La ansiedad que muchos sienten al enfrentar lo desconocido se materializa a lo largo de sus escenas, haciendo que el espectador sienta una conexión visceral con los personajes.
Además, la narrativa incorpora guiños sutiles a clásicos del cine de terror, que no solo rinden homenaje a los maestros del género, sino que también sirven para enriquecer la experiencia visual con referencias que los cinéfilos reconocerán al instante. Desde ecos de "Moster squad" hasta la atmósfera divertida de "House", cada guiño está magistralmente entrelazado con elementos modernos, como el uso de tecnología contemporánea y redes sociales, reflejando así las preocupaciones actuales de una generación joven. Este enfoque innovador no solo crea una atmósfera única y atractiva para el público joven, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre el miedo y el crecimiento personal. En última instancia, "Crypt Club" no se limita a asustar; ofrece una exploración rica de las dinámicas del miedo compartido, la amistad y la búsqueda de identidad, resonando con todos aquellos que alguna vez han luchado con sus propios demonios internos.
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