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Durante el año 2023, tuve la valiosa oportunidad de colaborar con el renombrado director de cine erótico Stan Valen, quien me solicitó que creara una pequeña pero impactante secuencia gore para su ambicioso proyecto titulado Sempiterno. Esta colaboración fue realmente significativa para mí, no solo por el respeto que tengo hacia Stan como cineasta, cuyo estilo innovador ha desafiado constantemente las normas del género, sino también por nuestra amistad, la cual ha crecido a lo largo de los años mediante una comprensión mutua de nuestras visiones creativas. Juntos, nos propusimos crear una obra que no solo fuera impactante, sino que también enriqueciera la atmósfera global de la película, explorando los límites de la estética en el cine de género, donde cada detalle cuenta para sumergir al espectador en una experiencia única.
La secuencia en cuestión se centró en un concepto inquietante: el apuntalamiento en la vagina de uno de los personajes, un enfoque audaz que busca desafiar las convenciones del cine erótico y de terror. Esta representación extrema tenía la intención de provocar no solo una reacción de horror, sino también de reflexión sobre el cuerpo y la vulnerabilidad. Para llevar a cabo esta escena, presté especial atención a los minuciosos detalles de los efectos especiales y el maquillaje, ya que estos elementos son cruciales para provocar una respuesta visceral en el espectador. La intención era que la imagen fuera a la vez perturbadora y estéticamente interesante, una dualidad que a menudo se observa en las obras de cine de autor, donde las imágenes impactantes son utilizadas para profundizar en temas más oscuros de la condición humana.
Este tipo de elementos especiales son esenciales en el cine erótico y de terror, dado que ayudan a crear una experiencia inmersiva y única para el espectador. La cuidadosa elección de colores, texturas y ángulos de cámara que ha creado Stan se convirtió en una herramienta poderosa para generar un ambiente denso y opresivo, que se reserva para los momentos más intensos de la narración. Cada escena fue diseñada meticulosamente para que el público no solo viera, sino que sintiera la tensión palpable en el aire, utilizando técnicas como la iluminación dramática y close-ups que capturan la esencia del horror.
La película Sempiterno cuenta con la brillante interpretación de la talentosa actriz catalana Vanesa Rovira, con quien he tenido el placer de trabajar también en Resucitados 2. Su versatilidad en la actuación permite que cada escena en la que aparece sea memorable y llena de matices. Esto resulta fundamental para que el público se sienta más conectado emocionalmente con la historia de Lara, su personaje, que vive un viaje de descubrimiento y confrontación con sus propios miedos. La forma en que Vanesa aborda cada una de sus escenas crea una resonancia emocional que trasciende lo visual, convirtiéndola en la voz de una generación que explora los confines de la identidad y la pertenencia.
Sempiterno narra la intrigante historia de Lara, una joven madrileña que se traslada a Barcelona con la esperanza de comenzar una nueva vida, solo para encontrarse atrapada por una poderosa presencia sobrenatural en su pequeño apartamento. Este concepto central no solo explora el aislamiento que se experimenta en grandes ciudades, donde el bullicio cotidiano puede resultar abrumador, sino que también toca temas como el miedo y la inseguridad que pueden surgir en un entorno urbano. Cada rincón de la ciudad puede ocultar secretos oscuros, reflejando así las inquietudes personales de la protagonista a medida que se enfrenta a lo desconocido.
El ambiente barcelonés se convierte en un personaje en sí mismo, influyendo en la narrativa y en la experiencia de Lara mientras navega por los misterios que lo rodean. Los detalles arquitectónicos de la ciudad, desde los edificios modernistas hasta los rincones góticos, junto con su rica historia cultural, añaden una capa de complejidad a la atmósfera del film. Este telón de fondo dinámico no solo sirve para el desarrollo de la trama, sino también para el crecimiento del personaje, convirtiendo a Barcelona en un espejo de sus propias luchas internas y sus sueños. La interacción entre Lara y la ciudad pone de manifiesto la lucha continua entre el deseo de pertenencia y el temor a lo que se esconde en las sombras.