Durante el año 2023 trabajé en una pequeña secuencia para la película Sempiterno, dirigida por el talentoso Stan Valen. Aunque el rodaje se realizó a distancia, tuve la oportunidad de asumir la responsabilidad de filmar la secuencia utilizando un primer plano fijado, lo cual introduce una perspectiva única y personal.
La secuencia en cuestión se centró en un concepto inquietante: el apuñalamiento en la vagina de uno de los personajes, un enfoque audaz que busca desafiar las convenciones del cine erótico y de terror. Esta representación extrema estaba destinada a provocar no solo una reacción de horror, sino también a incitar una reflexión profunda sobre el cuerpo humano y la vulnerabilidad inherente de la condición humana. Al explorar este concepto tabú, la película no solo juega con los límites del miedo y el deseo, sino que también arroja luz sobre las dinámicas de poder y la sexualidad, cuestiones que son a menudo ignoradas en la narrativa cinematográfica convencional.
Para llevar a cabo esta escena, presté especial atención a los minuciosos detalles de los efectos especiales y el maquillaje, ya que estos elementos son cruciales para provocar una respuesta visceral en el espectador. Entender cómo la sangre y las texturas se integran en la fotografía me permitió crear una atmósfera que es tanto inquietante como cautivadora. La intención era que la imagen fuera a la vez perturbadora y estéticamente interesante, una dualidad que se observa habitualmente en las obras de cine de autor. En este contexto, las imágenes impactantes se utilizan no solo para asustar, sino para invitar al espectador a un viaje emocional que profundiza en temas más oscuros de la condición humana, como el miedo al despojo y la fragilidad de nuestra existencia. Al final, se busca que el público no solo reaccione ante el horror, sino que también se detenga a considerar la complejidad de la vida misma y cómo la representación del cuerpo en el cine puede reflejar nuestras luchas internas.
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