Tras la desagradable experiencia con la productora de The nightmare writer, donde la falta de comunicación y las diferencias creativas se convirtieron en una pesadilla constante, decidí retirarme por un tiempo y no aceptar proyectos cinematográficos. La tensión y el desgaste emocional me habían dejado con una sensación de frustración y desánimo hacia mi propia carrera.
Sin embargo, como si el destino hubiera escuchado mi llamado interno de auxilio, algo llegó a mí con la esperanza de motivarme de nuevo. Un gran amigo mío de la infancia, con quien compartí muchos momentos aventuras veraniegas, me propuso crear algunos trabajos de maquillaje y atrezzo para el gran evento de las fiestas de moros y cristianos de Santa Pola.
Concretamente, me encargué de caracterizar a los protagonistas del evento, diseñando unas prótesis que simulaban un rostro dividido, con una mitad humano plausible y la otra convertida en una calavera osificada, un poderoso símbolo de la dualidad entre la vida y la muerte.
El diseño no solo capturaba la atención de quienes lo veían, sino que también funcionaba como una poderosa metáfora de las luchas internas que muchos enfrentamos. La técnica que utilicé para crear el efecto era artesana y me retó a utilizar habilidades que no había puesto en práctica desde hacía tiempo; en realidad, fue como reencontrarme con un viejo amigo.
Además, desarrollé la cabeza de una cabra en resina, un elemento crucial que se convirtió en una pieza central del atrezzo. Este no solo era un objeto decorativo, sino que estaba impregnado de significado cultural, evocando el simbolismo de las fiestas, ayudando a contar la historia que tanto anhelábamos representar. Las fiestas de moros y cristianos no solo conmemoran la historia local, sino que también celebran la diversidad cultural y el espíritu de convivencia a través del arte y la tradición.
También creé algunas máscaras elaboradas, características del evento, que habían sido inspiradas en la tradición local, añadiendo un toque único y personal a la celebración, y conectando a cada asistente con su herencia cultural, en un modo que parecía casi mágico.
Este evento fue, sin lugar a dudas, una salvación para mí; logró animarme y hacerme salir poco a poco de una fuerte depresión que estaba atravesando. La alegría en los rostros de los participantes y la energía vibrante de la celebración despertaron una vez más la llama de mi pasión por el arte, recordándome el verdadero propósito de mi carrera y el impacto que la creatividad puede tener, no solo en uno mismo, sino también en la comunidad. Trabajar en este proyecto me ayudó a redescubrir la magia del maquillaje y el diseño, transformando no solo a los personajes, sino también a mí mismo, mientras comenzaba el viaje hacia la sanación personal. Este camino de sanación revitalizó mi espíritu creativo, recordándome que, a pesar de las tribulaciones, la belleza y la conexión siempre están al alcance, dispuestas a iluminar incluso los días más oscuros.
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